Ayer hubo luna llena, la misma luna que opacaba a tan nítidas estrellas.
Pero hoy solo es menguante, un cielo semioscuro sin ese brillo que irradia.
No como ayer y tal vez no como mañana, por el momento ¡ellas ya bailan!
Tus orbes se dilatan, recogen la escasa sombra que ha dejado la noche
y se pierden con los míos, sucumbiendo a la luz de mi frenesí sigiloso
(esas pequeñas ya no son más tu séquito insaciable, de adorno).
Y brindemos con champagne por nosotros: ni fugaces, ni constelaciones.
Algunas estrellas ya extrañan a la vieja luna, otras cerca de planetas se refugian,
y las restantes siguen danzando hasta reclamar nuevamente lo suyo.
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Autor: Lluvia B. Espinoza Morales