Sorda de silencio
tropiezo con el tiempo
y con el minutero ansioso
de un tic tac violento.
Soledad acompañada
de rostros vacios,
sonrisa inventada
en el rostro mío.
Surge la respuesta
a la pregunta hecha,
en el roce de una vuelta
de respiración violenta.
Te amaré
mi corazon soleado,
aún ya no te quiera
mi corazón amado.