El pequeño navegante viaja por un mar de dudas
sigue corrientes de versos
y entre ellos pide ayuda.
El pequeño navegante tiene un sueño que cumplir
que todo en su viaje esté bien
y para esto tiene que mentir.
El triste navegante lleva a su tripulación en el alma
pero aún así siente
que va en un barco fantasma.
Este miserable viajero tiene algo que decir
pero quiere que su travesía siga su rumbo
así que prefiere escribir.
El pequeño y triste navegante tiene su timón
pero él no lo toca ni de broma, porque prefiere que su viaje
lo dirija el sol.
El día en que el navegante se eche al mar
y los tiburones sientan su sabor
se dará cuenta por primera vez
que toda su aventura
pudo haber sido mejor...