Si un dios adolorido en medianoche
por este bergantín tan agrietado,
fuera mi Amado Ausente, naufragado
perfilando el sentido del reproche.
Ya con algas profundas de fantoche,
de escamas y de agallas y de aletas
creyendo así engañar con sus caretas
al enamoramiento de la noche.
Engañoso disfraz por abatido
con horrible doblez incuestionable.
No se vuelve invisible tras del ruido,
fluye desde su sangre tan culpable.
Fue suburbio perdido, y en el nido
monigote pintado ser afable.
No tan abominable
eres por duende breve y alunado.
Ni tan desagradable, por odiado.
AMALIA LATEANO
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