Sobre el pecho de un violín
descansa una rosa roja,
hermosamente sutil,
y sensualmente preciosa.
Ella desea sentir
el gemido de sus notas.
Él con porte varonil,
pícaramente provoca...
Un deseo que enloquece
y la lleva hasta el delirio.
Por lo cual pronto florece
y se entrega a tal idilio.
Pues su dulce melodía
no puede dejar de oír.
Él la atrapa, la domina,
y aunque ella sabe que si...
Se abraza fuerte a su cuerpo
con lujuria, con pasión,
y con total desenfreno
cegada por el amor.
Amor de pétalos rojos.
De fuego ardiente total.
Amor de un joven pimpollo...
Simple, dulce y natural !
Luis A. Prieto
06/08/18
00:52 hs