¿Por qué no puedo desbrozar las zarzas
que me rodean, me envuelven, me desangran
que me laceran con tu ausencia
que me desgarran el corazón y el alma?
¿Por qué no puedo desarraigar la hiedra
que me quema, me muerde, me envenena
cada vez que me asomo a tu ventana
y la encuentro solitaria y negra?
¿Por qué no puedo arrojar el cáliz
rebosante de hiel y de amargura
que me das a beber todas las noches
cuando siento tus sábanas vacías?
Solo quiero conciliar el sueño
sin sentir el aroma de tu cuerpo
sin regar con mis lágrimas tu lecho
sin beberme de un trago tu recuerdo.