Me pediste
que dibujase una flor
y la dibujé
transparente.
Te quedaste mirando
la hoja en blanco
sin saber qué decir.
\"Huélela\",
te sugerí.
Acercaste tu respingona nariz
a la hoja
y viste la rosa.
Las espinas de su tallo
rozaron tu alma.
\"Mírala\",
te dije emocionado.
La fragancia embargó
todo tu ser.
La flor olía
a miles de rosas mecidas
por el viento
en el claro
de un bosque
abierto.
\"Cógela\".
La tomaste entre tus manos
y tocaste sus pétalos sedosos,
su estambre y su corola
virginales.
La colocaste
en la solapa de tu seno
con su visión y su perfume
siempre presentes
en tu vida.
\"¡Qué maravilla de flor\"!
Musitaste para adentro.
Te volviste también transparente.
Solo yo podía verte:
Tú y tu flor.
Un solo amor.