Creo que no sufro,
que a veces estoy vacía,
cuando llega la tarde y sigo mi recuerdo.
Son esas notas que van armando la tenues tristeza,
que me van llenando de cosquillas viejas y rotas.
Quisiera expandir mi aire,
saborear el humo de la noche,
compartir mi anhelo sola,
desnuda ante el vaivén del recuerdo.
Caminar entre helechos,
sentir mi vientre,
adornarme entre utopías,
dibujarme entre un sueño
que todavía nace de día.
Descubrirme entre el silencio,
dejar que el frío haga acto con mi piel,
cobijada y señalada por el cielo,
encontrando el sentido de mi piel.