No vale la pena
preguntar donde nació
la flor ni quien
fue el jardinero
ni si la fruta
creció en alegre huerto
ni si la vaca tuvo nombre
o salvó a los abuelos.
Quizá por eso los americanos
para no comerse a alguien
con los ojos abiertos
comen el pescado en filetes
anónimos y asépticos.