Santiago Miranda

Oscuras dilucidaciones alucinatorias

 

En verdad os digo
que no existen un bien
y un mal que sean imperecederos.
Han de estar constantemente
superándose a sí mismos
por sí mismos. - F. Nietzsche

En verdad les digo, para nosotros
Los perdidos en el texto ¿Cuál vendría
Siendo el bien y el mal? ¿Acto, sentir, pensar?
¿Acción o consecuencia o continuo, de ambos?
¿La utilidad? , ¿El placer de uno a través de otro?
¿La omisión de las de-más, individuales?
¿Dominación, Que es la voluntad?
Bien y mal parecen un juego

La definitiva prueba al desvivido vividor
¿Luz o oscuridad?  Cambio o calma uno busca
Vivir consigo no transar valores en uno sagrados
Al tanto que todo cambia, quizás decir no haya
Nada sagrado, la prueba definitiva al rogador
de pronto y para siempre uno se encuentra
Con la intuición de bien o mal, tanteando
En el infinito oscuro, cada uno ser su propia luz

La prueba definitiva llegado el momento
Habrá uno de actuar conforme a ideales
No habrá otra justicia que este saltar
Entre vacíos incontrastables, el resto es
Disminución de culpa, imposibilidad
De llevar la carga fantasmática

No se conoce el bien y el mal pero se busca
De forma superlativa lo uno o lo otro
Mientras todo mezclado va tan turbio
Y escindido y escindido salto de fe sin confiar
Entre apóstatas ya no hay otra ley que el no haber, no habrá

En verdad les digo, yo no sé me perdí en el texto
Tanto mensaje llevaba a su contradicción
Esencial confusión interminable, perpetua
Cada uno que crea cuál es su bien y su mal
Y que actúe a acorde a ello o no, de toda forma
Actuará y sabrá actuar como si supiera, todos
Todo en todas partes de cualquier tiempo o modo