Porque de noche
me acerco a tu silencio,
a la motivación
que duerme contigo,
hasta que la palabra
recupera la luz,
y dentro de tus ojos,
comienza
a burbujear el día.
Porque recuerdo
el ritmo de la respiración,
y como descienden
tus párpados
mojados de alegría,
y el crecer de tu voz
satisfecha de palabras.
Porque el amor tranquilo
perfila paisajes firmes;
claridad tuya y mía
hija de abrazos mutuos,
y dejas flores en la ventana,
y dejo caminos en tus zapatos;
y nos movemos como ríos,
boca arriba
con el rostro frente
a la ruta del sol.
Porque la espuma es blanca
y el corazón del mar redondo.
Porque las nubes sudan
para que la rosa nazca.
Porque tu mejor emisaria
eres tú misma
dentro de mis manos.
Porque eres la sed de mi mirada.
Por eso éstas palabras.
Eduardo A. Bello Martínez Copyright ©2016