Me vas reconstruyendo
trocito por trocito,
fundando pueblos
que encienden su risa
y sus balcones.
Desparasitando el silencio
en cada recorrido,
llenando de azul
los campos despoblados,
las charcas y los rios.
Te voy buscando cerca
para sacar partido de la lluvia,
de las frutas que maduran,
para que no queden rincones
mudos en los caminos.
Tú inúndame de lamidos,
húndete pecho adentro
como un pez rojo,
y vocifera una canción
sobre la luna.
Yo tocaré tu presencia
abrasándome a tu olor
en cada húmedo roce,
besando los milímetros
de luz en que te tengo.
Eduardo A. Bello Martínez
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