\"No hay distancia que pueda impedir el acercarse de dos almas con un solo destino.
Pues se saben complemento perfecto, proyectando un reflejo prístino.
Hay miradas, limpias, que se tornan familiares; como un viejo conocido, re-conocido por su luz.
No necesita presentación, porque es pura presencia, amable.
En el encuentro, nada estorba, todo es un mútuo recibir; como la tela que abre sus poros en cada pincelada.
Así, un amigo se acerca, sin miedo a cruzar el umbral donde los secretos se confiesan, en la intimidad de la noche más oscura.
En esa mirada ajena-por desconocida, nacemos en un saludo.
Nos va guiando una voz interior, que crea un lenguaje que nos lleva al propio conocimiento.\"
(miguel puigcorbé)