Agazapado, restaurado de batallas que olvidé
me resguardé entre las páginas y los violines murmurados;
busqué las invictas aguas de las fuentes postergadas
y me sumergí hasta la purificación
arrojé al vacío los juramentos impropios,
los desatinos generados, la aguerrida impaciencia
caminé alivianado hacia la incierta morada.
Te esperaba, redimido, manso, capitulado
tolerante, inocente, genuino, reflexivo.
Mis manos enterraron los tesoros vaciados,
la palidez de mis dias migraron a espectros anhelados.
Te esperaba mujer, no vacilaron las memoriosas palabras
ni las fervientes azucenas de tu entorno;
Descansan las teclas a tu arribo,
tu misma eres melodía.