Cómo ser hermosa a tus excelsos ojos
que ven más adentro de cualquier mirada,
cómo despojarme de tantos abrojos
para que me mires siempre enamorada.
Cómo ser la flor que a Tu paso se incline,
cómo recibir de Tus plantas Sagradas
la suave caricia que el alma ilumine,
sólo sé plegarme a Tus santas pisadas,
Sentir Tu fragancia tan suave al pasar...
Sólo soy un beso de aguas derramadas,
la silente rosa que en Tus madrugadas
se torna en reflejos de ocaso y de mar.
Qué yo te daría mi bien, amor mío
para compensarte tantas madrugadas
porque perdonaste tanto desvarío,
porque ya limpiaste mis ropas manchadas.
Todo sabe a poco para quien me halaga,
quien de mi montaña siempre me rescata
me resguarda y sana con Su Santa Llaga
y mis pesadillas siempre desbarata.
Puedo regalarte la eterna confianza
en Tu dulce alivio y Tu magno saber
y en mis labios siempre brote la alabanza
renovada siempre, siempre a florecer.