Cuando la nobleza holgaba
se aseguraba un palco en el cielo
mientras que el ajeno suelo
la plebe con su sudor araba.
El plebeyo seguía atado al yugo
dejando su vida en cada surco
cuando no, luchaba contra el turco
siempre que al noble poderoso plugo.
Allí reposan en solemne panteón
por haber servido a Dios y al rey
gozarán sus excelencias en el cielo.
Seguirá en el otro mundo la discriminación
es la mala fortuna reservada a la gréy
un injusto purgatorio que no es ni gloria ni cielo.