Vas y vienes en brisas cantarinas
Y aumentas tu lamento con el tiempo
Y en cada recorrido nos recuerdas
El dolor que a diario llevas dentro.
Te quejas del desastre que hace el hombre
En el suelo de esta tierra tan querida,
De los químicos que envenenan tus entrañas
De la tala y el aire enfermo enrarecido.
Te lamentas pues las aves van perdiendo
Dónde colgar los nidos de su estirpe
Para seguir existiendo en este orbe
Que ha sido el paraíso de sus hijos.
Nos recuerdas en cada melodía
La falta de la lluvia que se aleja
Y así esta tierra se reseca
Y todo junto es el lamento de tus quejas.
Llamas y llamas, pocos te responden
Gritas y lloras cual invierno triste
Vuelas y vuelas sin parar el rumbo
Y luego te pierdes en el infinito
Cuando has dicho todo lo que sientes
Tu rugido se transforma en suaves brisas
Y esperas ganar fuerzas nuevamente
Para luego gemir airadamente.
Eres la voz de la tierra estremecida
Que suspira agonizante ya sin fuerzas
Como llamando al hombre a que despierte
Y comprenda el horror de su barbarie.
¡Oh Señor! te pido que al instante
La humanidad considere sus errores
Para que el lamento del viento cese ahora
Y la madre naturaleza nos perdone.