Perfidia
Sin brazos aprieta su corazón
llenando de humedad su rostro,
desafiante ante la fuerza del amor
traspasa su estación de otoño.
Se revela su alma ante lo fiel
jugando a ser mariposa entre latidos,
su cuerpo se eriza al beber
las fuentes ecos de un mendigo.
Impregna su ser a la esfera
que une a dos fuegos vivientes,
y, en el vibrar de aquella faena,
ella se eleva, cual hoguera ardiente.
Cae en su rostro el amanecer,
… entre un éxtasis concebido;
regresa nuevamente al cuartel
donde dejó, su nido al enemigo.
(victolman)
Chorrillos-Lima-Perú.