La miseria humana se ve en las primeras horas y últimas horas del día.
Se ve en los animales hambrientos de patas zancudas.
Se ve en el andar esquivo de los abandonados, en la mirada vidriosa de los que parados en un rincón esperan a que un alma se detenga a brindar una caricia, un trozo de pan, un atisbo de vida.
Porque la pobreza del alma yo la he de medir, con la miseria en la que viven tus hermanos menores...
Los que no hablan,los que no lloran, los que te estorban.
Y tú que eres juez y verdugo de mis acciones, mide mi locura por el número de veces, en las que hambrienta he preferido que coman ellos.
Por el número de cicatrices, lágrimas y noches de desvelo...por esas cosas que tú llamas absurdas.
Como he dicho al principio, la miseria humana se deja ver con las primeras y últimas luces...
Cuando el dolor ajeno no nos duele, sino que nos incomoda, o cuando cierras los ojos a la realidad, convencido de que al abrirlos ya se habrá ido para siempre.
Roxanna López (Muñeca de Barro) 22/10/2014