Tus ojitos marrones
vibraban,
podía ver como
brillaban,
a mí me
engatusaban,
tu bonita
amistad
deparaban.
Eras una escultura
con tu preciosa figura,
más tu alegre dulzura,
despertabas pura
pasión y locura.
Tu voz me hechizaba,
adicción en mi cerebro
creaba,
oírte cantar aquella
canción me alegraba,
tu onda sonora
me agradaba.