Yo creo en la muerte de la poesía,creo,
creo en la máquina de la Ignorancia,
que por cierto,es bastante feo,
tan feo que su sabor es repugnancia.
Yo creo,creo,que la Ignorancia es deseo,
sí,deseo,el deseo al olor de fragancia,
un olor de perfume de fariseo,
del fariseo impregnado de intolerancia.
No hay palabras bonitas,sólo discoteca,
discoteca de alcohol, y dicen que de diversión,
¿diversión?;no es una biblioteca
de sabiduría,sino un son sinrazón
en juventud vacía y hueca.
¿Dónde está la sabiduría?
¿y el son de una buena trompeta?,
¡¡Miles Davis no es ninguna tontería!!,
¡¡ay!! ¿¡Podrá vivir el último gran poeta!?
¿En qué Sociedad vivo tan sorda y estría?,
el abuso de la palabra suena a escopeta
y el libro tirado al río por felonía.
¿Dónde estás Walt Whitman?,¿tirado?,
¡ay camarada! ¿no estarás en el retrete
con García Lorca,Neruda o Antonio Machado?
¡¡Mira fariseo que eres zoquete!!
En esta Sociedad (y yo tan desesperado)
de vacío contenido y tan duro torniquete,
ya me siento tan solo como torturado
y tan sordo que no escucho el adagio del clarinete.
El último gran poeta acaba por llorar,
su cuerpo ya no es más que esqueleto,
y la poesía morirá sino se deja de pintar,
toda palabra acabará en un folleto.
¡Salve al poeta si se puede remediar!
¡Sálvese a la poesía por respeto!
¡¡Que el último gran poeta deberá inspirar
a esta Sociedad sorda al viento y no en secreto!!