Fui creyendo en el amor eterno,
yo quien juraba que no existía,
yo misma aposté que era tonto,
pero caí en tus brazos tan pronto.
No parecías real ante mis ojos,
tenías esa altivez en tus palabras,
leerte era alimento de mi alma,
y tu voz en mis oídos, mi calma.
Esos días bellos en que te enamoraba,
te conté de todo lo que yo deseaba,
nada era suficiente para este sentimiento,
Y comencé a desearte desde ese momento.
Cada día que te alejas de mi lado,
puedo verte palidecer cuál flor en invierno,
pero es tan fuerte la furia de tu orgullo,
que olvidas que mi amor es tan solo tuyo.
Te observo desde un cristal empañado,
tus ojos de miel ya no brillan al sol,
tienes ese gran tormento en tu interior,
y yo muero lentamente por tenerte amor.
Tienes mi todo y me quedé en la nada,
tienes mis noches y mis alboradas,
tienes mis deseos entre tus brazos,
deseo dormir mis sueños en tu regazo.
Es tan fuerte el orgullo que te abraza,
asfixia tu ser y tu espíritu vence,
tus labios resecos sin mis besos,
sabes buen amor, soy más que eso.
Puedes sentir mi ausencia en tus pasos,
puedes añorar mi esencia en tus quimeras,
soy tu sol, tu viento y del mar la brisa,
sabes mi amor, soy también tu sonrisa.