La Cabaña
Se le olvidaron las horas donde dijo que ella amaba, que la vida era tan corta para tanto amor brindado... Sí... tal vez ya se ha olvidado de las copas en el aire, de los vinos en la boca que marcaban nuestros besos.
Son mis horas sin su cuerpo, son las sombras sin su piel, estaciones sin el verso convirtiéndola en mujer. Se ha olvidado, puede ser... puede incluso que mis labios ya ni sienta como ayer.
Se ha extraviado lo que fue: su calor de luna llena, el hermoso anochecer y la hoja de un poema tan idéntica a su piel.
Hoy no sé de sus caminos, mucho menos de sus pasos, ni de aquellos suaves lirios parecidos a sus brazos.
Sólo sé que está distante, que me llena su recuerdo y que clava, amenazante, lo que un día fuera un beso.
...Y no es musa en la cabaña quien desnuda sonreía, la testigo que en la playa se vistió de poesía.
Se le olvidaron las horas donde dijo que ella amaba, que la dicha le era toda como el fuego enarbolado... Sí... tal vez ya se ha olvidado de las olas de la playa, de los giros de gaviotas que alocaban nuestros besos.
Son mis horas sin su cuerpo, son las sombras sin su piel, estaciones sin el sueño de sus ojos de mujer. Se ha olvidado, puede ser... puede incluso que mis labios ya ni sienta como ayer.
Se ha extraviado lo que fue: su pasión en las arenas, el hermoso amanecer y la hoja de un poema tan idéntica a su piel.
A Claudia Jara.