Cuando el sol cae en la tarde,
y deja su huella amarilla,
sobre un lienzo azul celeste;
mis pensamientos emigran,
hacia épocas lejanas,
cuando esperaba a la chica,
de muy delgada figura,
y floreciente sonrisa.
¡Fueron momentos con magia,
que dieron dicha a mi vida!
Sus ojos de color negro,
fueron avivadas briznas,
unos brillantes luceros;
pensaba: “ musa divina,
es la mujer que yo quiero,
en ella todo me hechiza.”
Así se formó la magia,
en esos hermosos días,
fue como un lindo poema,
salido de pluma fina,
que llevo en mi corazón,
escrito con alegría,
y lo mantengo guardado,
con la pasión que no expira.
Los caminos no se unieron,
quedó la magia dormida,
pero se mantiene vivo,
el recuerdo que calcina,
el corazón ya maduro,
donde su presencia habita,
y aunque no es llama fulgente ,
sí, son calientes cenizas.
Cuando sus ojos cansados,
miren la tarde rojiza
de un esplendoroso octubre,
pensará con picardía,
fueron lindos los momentos,
de aquellas cálidas citas,
que fueron de color rosa,
y el amor, tuvo cabida.
En corazones que amaron,
quedan brasas encendidas,
y aunque sea ya imposible,
sus almas aún suspiran,
cuando llegan los recuerdos,
de vivencias tan bonitas.