walter rafael aguero gomez

Busqué un agujero, escapé...

Cuando el lodo de la culpa

me cubría,

busqué un agujero para escapar.

Viajé a través del tiempo;

jugué con los conceptos equivocados;

pude comprender mi presente.

Siempre llegué tarde

a la felicidad.

Abandoné

esa obra de teatro

del colectivo absurdo.

Desheché

mis máscaras,

mi papel.

La existencia

es calma y tempestad;

es remar,

al sentir que te hundes;

es vestirse de paciencia,

al aparecer la prisa;

es saber llegar,

nada consigues con la rapidez.

Me oculté, 

allá afuera

el mundo seguía al revés.

Todos hablan,

disfrazan cuidadosamente la verdad.

Tomé mi carga.

Ven mujer, 

me queda espacio para ti.

Mi vida

dejó de transcurrir

llena de nada.

Una leve luz,

me alertó.

Dios no se había olvidado de mí.

Ahora, 

disfruto el camino

hasta la parada final.

Dejo de jugar

con la verdad y el engaño,

con la realidad y la ficción.

El hogar,

no es un escondite,

es una razón para existir.

Con ternura

rompo tu cáscara

y brota tu amor.

Dios, 

hace legítima nuestra unión.