Sandra Lopez Paz

ELLA

A mi madre, en la cama, mojando la lluvia

 

Como todos los seres simples

era humana.

Samaritana de todos los cuerpos.

Mi madre

era un pulmón muy grande

un regreso constante

y-siempre-

una charla pendiente.

 

Modelo sin igual de fortaleza

-me dio la vida varias veces y

me hizo resucitar-

No era de la palabra,

sino de alma y carne,

y su sangre

brisa cotidiana.

 

Como dijo Vallejos:

\"un tiempo tuvo dos corazones\",

y me llevó a mí

-inevitablemente-

en su candorosa horma.

 

La primera

que vieron sus dolores.

 

Ella

me abismaba

en sus ocupaciones

y me tenía de plantón

reclamándome

por el descanso imperativo

cuándo vas a descansar.

 

Un día

decidió sin entender

absorber mis propios fantasmas

la invalidez de mi voz

y llenó sus páginas en blanco

a paso invisible.

 

Por eso, entiendo

cuándo

una

debe

detenerse.

            No aceptar.

No ceder

           Cada célula

de la luz primigenia

ante cualquier atajo.

 

Que seas madre

que seas

en el templo etérico

más dulce

quien me espere

para darnos la mano.

 

En este mundo

simple, has sido

el milagro

el antiguo pueblo

que heredamos

 

o acaso todo el universo,

o ambos.

 

Sandra López Paz

Reescrito de un Poema

del año  2013

del libro RESPIRAR EL POEMA, Americania Ed., 2018.