Nadie, solo tu ostentosa amada mía,
Belleza que la belleza creo
Reinas completamente en mi corazón,
Acaso irreverente seria comparar
La gracia de tu belleza
Con el donaire del esplendor de los cielos,
Puede ser blasfema la comparación
Pero acaso no puede igualarse la perfección
En el semblante de tu divina expresión.
Y si me condeno para siempre en el averno
Perdiéndome en las oscuras tinieblas de la perdición
Que sea postrado mirándote
En el encanto de tus ojos negros tan profundos.