Al salir el sol, yergo la cabeza
para recibir el día con bellos
trinos, abro las alas con destellos
radiantes, y vuelo con gentileza
sobre el jardín de singular belleza.
Los pétalos de las flores, aquellos
que sugestionan a los torcecuellos,
se despliegan con astuta presteza.
Invariablemente bato mis alas,
en armonía en que se abren tus pétalos.
Al momento introduzco el pico y exhalas
No es de extrañar pues que busque tus pétalos
por las mañanas, batiendo mis alas.
Esperando así que se abran tus pétalos.