Tú eres la causante de todo,
Tu provocas que sonría al escuchar tú nombre,
Tú enciendes mi corazón cada que se te antoje,
Y sabes que con tan sólo chasquear los dedos
iré a donde estés.
Tú me sedujiste con tus pláticas
y con tu inteligencia, me hiciste adicto a escucharte
Y extrañarte, me volviste todo en lo que juré no convertirme, un poco poeta amoroso.
Y ahora que soy lo que siempre quisiste y anhelaste
Te vas, yo que las espinas las volví flores y tus lágrimas en alegrías.