A tientas hallé en tu presencia
las tinieblas flagrantes,
el vulgo desvanecido,
la más inocente de las malicias.
A tientas
o quizá a la fuerza
me hallé entrometido en ti,
temeroso en ti,
de buenas entrañas recibido
o quizá
por los ácidos escupido
sin embargo,
no importa nada más al fin
si con la mirada al suelo
te recibo a ti
con tu abrasadora lumbre
calentando los cuellos,
consumiendo lo indeseable,
la victoria pírrica de tu afecto.
Asumiéndote ahora tan insondable y desperdigada
por los estribos de tu incógnito sentir
se me ufanan los llantos atrasados
y en el orden de mis ideas se disloca la razón.
Digo pues,
que me falta así la firmeza que me sustente
y aún el aire que me aliente
¿qué es esto?
¿y si la tierra a la vista
fuese esta, la empresa de tu anhelo,
y el revulsivo contra la asfixia
la lástima que te perfora los bolsillos?
¿se halla cautiva mi libertad
o quizá tan solo se exilió bajo tu sombra?
Ahora me reconozco perdido
en la desdicha que apoca el sentimiento
quizá
ahora sólo soy un presto para el dolor
el amor
o quizá
algo peor.