Desalados mis mares; desenrollados tus cielos
en la quietud desesperada.
Dos abismos al alcance
de un paso extendido
hasta el último polvo del Cosmos.
Besas y temo. Gritas, y muero.
Tu caricia es tela de ira.
... Fino el corte de tu pacífico llanto. Acerquémonos para apagar las luces.
Surquemos en calandria
los lagos del deseo o de la rabia,
presos y dolidos los huesos.
Removamos nuestros restos
enredados tras el Livor Mortis.
No habrá centinela interruptor
ni serafín que reproche.
Demos sitio a la ausencia de espacio
en la colisión de las elipses...
Cien millones de veces, crecidos y luminosos.
Vuelves a enrollar tus cielos.
Vuelvo a salar mis mares.
Polvo colapsado en sus remanentes.
Mil respiraciones.
Se escucha la Luz...
la Noche...........
Nada.
Yamel Murillo
Mutual instauración©
D.R. 2017