Recuerdo los besos de tu mirada
y mis labios tratando de sentir tu alma
-ante un campo de mariposas en mi pecho-,
en amaneceres grises y brillantes,
en crepúsculos tristes y sonrientes,
en anocheceres colmados de luz.
Nubes preñadas de lágrimas, nosotros de sol,
somnolencia del día, nosotros vivos de amor,
sombras perdidas en el espejo de los dos.
Recuerdos, tan solo me quedan recuerdos,
desde que bailo la danza de tu adiós...
El recuerdo debe ser poesía, nunca historia; porque la poesía es otro de los nombres del amor. Homero Calvalho/ Bautizar la ausencia