Maité Duquela

Todo está bien

Estoy bien.

No estoy sola.

Me acompaña la soledad

En mis eternos tormentos,

En mis dolores internos,

De esos que no sabe nadie más.

Unos cuantos intencionados

profundos secretos.

 

Estoy bien.

Lloro de vez en cuando.

En el baño, en el trabajo,

O estudiando.

O leyendo.

O cantando.

Y, por supuesto,

antes de dormir.

Por eso, cada mañana

despierto con lágrimas desesperadas

Queriendo salir

De esta celda cerrada.

Algunas gritan,

Otras se ahogan,

Y otras mueren asfixiadas.

 

Pero, estoy bien.

Tranquilamente desalentada.

Busco y no encuentro

El camino de la paz.

Aunque dicen por ahí que la paz es el camino.

Pero, ¿de qué maldito camino hablan?

Y, ¿qué diablos es eso de paz?

No más que una triste utopía.

Pues en este desolado reino

La incertidumbre manda

Y el miedo le aconseja.

 

Pero, sin dudas, estoy bien.

La angustia, la ansiedad y la agonía,

Me acompañan.

De hecho, son mis mejores amigas.

Me protegen,

Cuando por la felicidad me siento perseguida.

Me arrojan al abismo,

Cuando el placer y la alegría se aproximan. 

Me hacen caer en razón,

Cuando los sentimientos apoderarse de mí intentan sin medida.

 

En serio, estoy bien.

Lo tengo todo,

aunque lo que más tengo me haga mal.

No necesito luz,

porque aprendí a ver en la oscuridad.

Tengo un corazón que sirve,

aunque esté vacío.

No me decepciono,

porque en nadie confío.

Me mantengo siempre ocupada.

Mi diario vivir

Se desenvuelve

Entre el constante fingir

De que estoy como quieren que esté,

De que soy como quieren que sea,

Y el interminable cuestionar

De mi miserable existencia.

 

Estoy bien.

Todo está bien.