Desde el centro del corazón se cierran los cercos, se oscurecen los sueños. Lo sé: se avecina el mismo suplicio.
Y la sensatez silencia a la sinceridad, la censura y la asfixia.
Sin embargo, en estos últimos tiempos, suele suceder algo asombroso: es como si el cielo se acercara. Sólo es necesario un susurro: el de su voz.
Lo solemne se hace sencillo.
La coraza de acero es ahora suave: consigue transparencia y suelta al sentimiento.
En esos casos, el corazón sabe cómo volverse adolescente.
Si tan sólo supiera seguir sus consejos…
Edu Fantini