Isabellaa

El adiós

Una mirada fugaz,

suficiente. 

 

Mi cuerpo y mi alma

quedaron allí.

 

Supe aquella vez que, aunque doliera,

aunque llorara,

iba  a ser la última vez:

De tus ojos en mis ojos, 

de tus manos en mis manos

de tu vida en la mía.