\"Como un hábito cualquiera, reconocí la mortal adicción que ardía en mi llama, en el último intento de olvidarte por siempre.
Me inundó por completo tu eternidad, sin dejar marca en la memoria.
Un acto anónimo, pues te entregaste con la más amorosa generosidad, creadora de belleza.
El descanso llegó, adoptando la posición del observador pasivo, atento a su entorno más inmediato; absorto y absorvente.
Como un recién nacido, completo en esencia, desvanece la grandeza de su origen, porque el llanto marca el inicio de todo.\"
(miguel puigcorbé)