Doy pasos en pleno anochecer,
no escucho nada más que el ruido de las hojas que el viento hace revolotear.
El ruido de las hojas al caer,
caen al compás de mis lágrimas
y junto a mis latidos suena el olvido.
Un camino de luz me está llamando,
es el reflector del gran espectáculo.
Luna ¿Qué quieres?
¿A dónde me llevas?
¿Me llevas a esas promesas rotas dichas alguna vez por dos amantes?
¿Me llevas a la tristeza y lágrimas que sueles ver?
¿Me llevas por la historia cual máquina de tiempo?
¿Me llevas a esos suspiros de desamor o a esos gemidos que emiten dos cuerpos ungiéndose en placer?
Luna ¿Qué quieres?
Soy solo yo,
con promesas rotas como todos,
con el alma y el corazón en rehabilitación,
con suspiros llevados por el aire,
sin gemidos ni acompañante.
Soy solo yo,
solo yo y mi cigarro,
quemando sueños y evaporando mi llanto.
Quemándome cual tronco, perdiendo mis ramas,
dejando que las hojas sigan su curso,
llevadas por la corriente fría o ahogadas en un charco.
Mis raíces no se queman, mis raíces están húmedas.
Húmedas de esperanza, de alegría, de risas, de bienaventuranzas, húmedas de vida.
Mis raíces están húmedas pero bajo tierra.
Así que luna ¿Qué quieres?
¿Vienes a hablar con un desdichado más?
¿Vienes a crear sombras con tu luz para no sentir tal soledad?
Luna, no te vayas.
Quédate, que el cigarro se me acaba y
con sus cenizas cae mi espíritu.
Quédate y prende con tu luz mi otra cajetilla
que está noche crearé neblina para cubrir tal desdicha.
Luisa Liendo.