Y se quedó ese amor en mi corazón
para repetirle todos los días
cuánto me quiso y cuánto me amó.
Y se quedó esa esperanza en mi alma
para decirme todas las mañanas
que en algún momento volverá con su calma.
Y se quedó la felicidad en mi sonrisa
para que lo recuerde en esos días
llenos de sueños y risas.
Y se quedó la paz en mi mente
para que viva la tranquilidad
que tanto deseaba él sabiamente.
Y se quedaron tantos recuerdos,
todas las noches lo sueño
y lo sigo queriendo en todo momento.