Nació jugando en esta pradera,
bajo una dulce llovizna de letras,
mar y bosques encantados…
playa, huellas, cielo y tierra,
jardines secretos,
sueños,
horizonte de estrellas;
creció entre signos y madrugadas
y las miradas entre líneas de los poetas.
Y ahí estás aún entrelazada
en mis inviernos
y tus primaveras,
dejándome tu aroma…
algo de tu alma,
versos
y algunos besos que me encadenan.
Ya ves,
aquí estoy siempre a tu lado…
dibujando una sonrisa,
alguna caricia disfrazada de lluvia apenas…
y te escapas de mi pluma avergonzada
como dos amantes de cama ajena,
y nos vamos por caminos separados
y volvemos para dar vuelta la hoja
cambiando renglones por escaleras
para subirnos a la noche mágica…
secreta
y hay baile de nubes en el humo de las velas…
y este gran amor se eleva en el aire
y vuela
como aquellas aves encerradas,
se escapa,
abre sus alas,
se libera…
baja a esta tierra blanca,
revolotea,
me inunda de las canciones más bellas
y descubro dos escarabajos entre las manchas
grafias azules de tinta fresca
y me pierdo una vez más soñando
en una mañana,
una mesa
dos cafés
y las sábanas puestas…