Cristalinas e impávidas miradas
son el ensueño de tus ojos verdes,
tus pupilas centellan sol y fuego
en los ojos que sirven como espejo.
Los recuerdos que vibran en silencio
irradian los celajes de mi mente,
y extienden los caminos en la noche
con sueños que iluminan mi tormenta.
En la transparente agua de tu fuente
es donde el alba raya al sol naciente;
quiero rondar tu piel ruborizada
y navegar cada ola de tu mar.
Brotan de tus petalos la fragancia
de rosas que tapizan el jardín.
Vislumbro oscuridad en mi morada
si sólo mi piel puede recordarte.
Hugo Blair M.
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