Ella...derrama tanto de ella,
que anega hasta la planta alta
de mi mente...y de mi alma...
Señala con sus ojos
la vereda de mi pena
para que marche eterna
lejos, hasta morir en su arena.
No sucumbe jamás la esperanza
al abrigo de su canto.
Y jamás alberga lienzos mansos
que no soporten o dejasen de serlo
ante la tintura de lo adverso,
o el abrazo del quebranto.
Todo de besos lo llena entonces...
Cuando mi cabeza gacha en la batalla perdida,
le dice al mundo que más no puede...que más...ya no quiere.
¡Ella! Derrama tanto de ella
que aniquila el espacio de las dudas,
los temores,
los amargos sinsabores...
y las crueles mentiras crudas.
No haría más, que soñar con ella...
Si no la supiese cierta.
Si es que no fuera mi puerta abierta...
Para tocar el cielo sin temor al vuelo.
Para sentir que velo.
Por su sueño de ella...
Porque...
Ella... Derrama tanto de ella,
que no importa si el viento es negro,
o la lluvia espesa...
Tiene tanto que ver su estrella
que no se si veo yo...
O tal vez...
La que mira es ella.
JR Ortiz
©DR 2018