En Tiempo conciso,
algo sugerente
y desmañado,
como borde marchito,
te dedicas sin saberlo
a aquel Libro
que lees y vives
permanente.
Sólo explorar
en sus letras ,
imágenes o metáforas…
mecerte en recuerdos rotos
o en viejas nostalgias;
y de pronto nacer nuevamente,
como crisálida valiente,
madura y de mil colores,
que en vuelo de gloria destella su linaje
enmohecido de la Historia decadente
de la Humanidad toda,
o por momentos te dejas sumergir
en la antigüedad desdeñosa,
y absorta de vivencias y pesares
que te inquietan…
que has padecido;
Vivencias e historias
escritas con sangre
de tus venas maltratadas,
en sus páginas
ya amarillentas…
Es tu Propio Libro de Vida.
Lo imaginas, lo lees,
le das sentido, buscando
su dirección, la coherencia
que sea
correcta y sabia.
(ya casi lo terminas,
ya casi lo has escrito, Vamos! ...te aliento!)
Lo desdibujas en aquellos
claustros y aulas desérticas
ávidos e impuros de tu Ayer.
Es una obsesión
tan impenetrable
y dura
con itinerarios disímiles y letras
plagados por tu Subjetividad
que desafías,
inconsciente..
Cómo hacer Señor, para no escribir más
sobre el Olvido y la Memoria?
Cómo dejar de pensar versos,
sobre el simbólico Espejo rasgado
del Universo,
que en la Soledad
de cada noche,
me transforma,
en el alado fervor y angélica ave audaz
que sobrevuela sin temores,
atravesando mil historias
de desdenes y amores
rosas sin espinas y susurros de vientos…
que sobrevuelan, altivos,
la búsqueda ansiada de un amanecer en calma.
Y el saber,
que intuyo en Presente
sobre
los límites augustos
fríos e ignorados del mismísimo
Fin de la Eternidad.