Arcos

Y te encontré

La vida es un camino con muchos senderos
llenos de emociones, alegrías y llorar;
donde por instintos primitivos caminamos
hasta encontrar el sendero del amar.

Con ansiedad el amor y la verdad buscamos
caminando con tropiezos, caminando sin mirar,
a veces siguiendo nuestros propios pasos,
mañanas, tardes y noches de peregrinar.

Y así caminando, a un mágico país verde fui a parar
donde una mañana de marzo, junto al río Nanay,
llegó el día tan esperado que debía llegar.
Te vi sentada en una mecedora
Con tu mirada al azar.
Y al detectar mi presencia,
con lento movimiento hacia mi mirar,
me mostraste tu rostro, me enseñaste a amar.

¡Eras tú! Te encontré.
Tu cabello esponjoso, tus ojitos y su brillar,
tu naricita morenita, tus labios finos con su brillo de cristal,
y ese lindo lunarcito que invitaba a tu rostro acariciar
formaban tu continente que ya empezaba a idolatrar.
¡Mi camino de búsqueda a su fin acababa de llegar!

La vida es un camino lleno de senderos
que todos ellos en un mismo lugar se han de juntar.
Mi vida, mi camino y mis senderos
fueron orquestados para entre tus brazos estar.
Ya no camino en tu búsqueda, solo vivo para tu vida alegrar.

Y pensar que el final de mi camino

sería una vida nueva por comenzar,
sintiendo que todos los días son aquella mañana
que por vez primera a mi vida te vi llegar.