Es evidente que lo nuestro no es lo mismo que al principio. El paso del tiempo ha hecho un buen trabajo si de habituarnos a la rutina se habla. Te digo, he sentido ese peso desde ya hace un tiempo.
Sin embargo, hoy te vi y algo se quebró. Algo en dicha pena se desmoronó. Hoy te vi y olvidé que la monotonía nos tenía a su servicio. Hoy te vi y recordé la ternura de tus ojos cuando los vi aquel primer día.
Mientras caminabamos, mujeres a mi izquierda y a mi derecha, mas mis ojos estaban impelidos a invadir tu hermosura. Mis oídos estaban bajo el mando de tu delicada voz. Mi sentido del olfato discriminaba cualquier estímulo que no se tratara de tu matinal fragancia recubierta por la dulzura de tu presencia.
Dicen que el ser humano cuenta con más de cinco sentidos para conocer el mundo. Hoy pude dar fe de ello. Hoy te vi y mi organismo colapsó ante el flujo de sensaciones desconocidas originadas gracias a tu sobrecogedora belleza.
Hoy te vi y nos recordé besándonos. Recordé cuando los nervios se apoderaban de mí al esperar por tu llegada. Hoy te vi y nos vi en un hermoso valle con aguas cristalinas, sonriendo sin saberlo, siendo felices sin notarlo. Hoy te vi y me quedó muy claro por qué te echaba de menos.
Hoy te vi y también vi despertar del prolongado sueño al amor que nos juramos.