Queriendo agradecerte tu desvelo
me tienes con fervor a ti postrado,
con alma y corazón enamorado
de un ángel que llegó del mismo cielo.
Divina tu me das gentil consuelo
en horas cuando estoy desanimado,
y siempre permaneces a mi lado
curando mis heridas con tu celo.
Por todos mis motivos y diversos
te escribo, sumamente agradecido,
en aras de tu amor a ti sujetos.
Y llenos de tu esencia están inmersos
(en donde me declaro a ti rendido),
los versos que componen mis sonetos.