Ay, el espeluznante grito en tu camastro
Dejó parado al miedo -sueño sordo-
La cicatriz del grito no ha cerrado
En tu pijama ósea y huesos rotos.
La caída imparable de tu trono
Anuncia heridas anchas y desgajo.
Acuarelas reinaban en tu rostro
Donde ahora el pincel seca sus callos.
¡Qué pena inverosímil te recorre
El glauco corazón, puño entre grietas!
Grita a tus anchas en tu pecho insomne
Que hoy dormirá tu sangre, grita y sueña...
Mañana olvidarás hasta tu nombre,
Mañana callarán todas tus venas.