Patricia Aznar Laffont

SALVACIÓN EN SILENCIO.

No te salvará 

 siquiera la agonía de Cristo.

Ni el veneno suicida de Sócrates.

Materia eres,
y  tiempo herrumbroso,
del amor a una Sombra
que escapa  fugitiva
entre añiles crepúsculos.

No te salvará la marea 
que te golpea furiosa
en su Mitología de Sangre,
buscando empecinado,
la ola que regresa incesante
a la arena seca.

Ni  siquiera el canto 
de una plateada Sirena
que te murmura, contrita,
una plegaria añeja.

No te salvará aquel sueño 
que te juzga
sin Piedades.

Quizás, pueda el añorado
bronce de tus versos
escrito en ideogramas  
y  lenguas extrañas, disímiles.

Aunque un rayo liviano de sol
pase candente por tu alma y cuerpo,
e intentes perdido,
buscar aquella palabra precisa.

Un apagado y torvo Espejo,
de tu imagen rasgada 
y envuelta en blancos velos
podría salvar
el enigma del sabor de tu Vida.


En  sones, cadencias del Universo 
que amo..

Quisiera salvar 
el sabor de la Vida Primera,

(en esta aurora que atardece en  cristales)

de tu Nombre,

todavía Ignorado,

mil veces Presentido,


(embriagado de versos y silencios).