El corazón del escultor
Era ciego pero amaba la escultura, mil formas de barro pasaban por sus manos, dejando un resultado de pasiones esculpidas por sus dedos.
A punto de crear la mujer de sus sueños, imagino como seria en sus manos las curvas y formas, su silueta y cada rasgo, pero siempre desistía porque nunca la había visto y nunca la vería.
Dando clases de su técnica a sus alumnos, amasaba y moldeaba cada figura dando vueltas y mas vueltas a su torno, como vueltas daba su mente a una figura de mujer a la que pudiese amar.
Y así fue como una alumna se fue acercando poco a poco a él, como se acerca el aire a los pulmones al respirar, quizás fue por su delicadeza, por sus manos o su forma de hablar, pero la realidad era porque veía en aquel hombre no solo arte, sino algo mas que le llamaba la atención.
Las clases se ampliaron a solas, y las tardes se convirtieron en tertulias entre cafeterías, paseos, y conciertos, descubriendo acompañado de ella un nuevo revivir en su ser de aquellas cosas que sin poder ver si podía sentir.
Se había enamorado...
Y ella también....
El corazón escoge la forma como es amado.
Con el tiempo se quedo esculpida en sus manos, sabiendo que cuando hacia el amor ella le trasmitía algo mas que su piel, las manos en el centro de sus pechos describían su corazón y este sabia lo que era emitir los latidos al mismo compás que los suyos.
Un amor en estado puro.
Una nueva vida, un nuevo comienzo.
Jordi Etresi