EL ÁNGEL DE LAS AGUAS ESTANCADAS.
Dejaré de ser actor de esta extraña y dramática película extranjera, de esta loba sensación de ser parte de los bosques, sin aullido penetrante, sin plegarias a la luna.
Me llevarán a los infiernos con mis sombras, con mis miedos, atajando mis locuras como en días en tu cuerpo. Seré el alma que recorra lo que tú fuiste en un sueño.
Y, hastiado, locamente enmascarado por la vida simple vista, he de verte encarcelada por el más vago silencio, por la niña de la lista que buscó el arroyo nuevo.
A la amante, al ángel de las aguas estancadas, le he se hurtar aquel escrito que leyera siendo niña. Por amor a la cascada, inundada irá a clavarse donde nadie más le escriba.
A la amante, a la perla bajo el báltico, unas letras submarinas han de verla ser de plástico.
Y, hastiado, locamente enmascarado por la vida simple vista, una mano envenenada va a dejarle su secreto, la de niña de la lista que buscó el arroyo nuevo.
Dejaré de ser actor de esta extraña y dramática película extranjera, de esta loba sensación de ser parte de los bosques, sin aullido penetrante, sin plegarias a la luna.
Me llevarán a los infiernos con mis sombras, con mis miedos, arañando mis locuras como en días en tu cuerpo. Seré el alma que recorra lo que tú fuiste en un sueño.
A Claudia Jara.