Veme sin ropa,
ve mi busto y mi vientre.
Contempla mi inseguridad desnuda.
Veme vulnerable y rota.
¿No es eso lo que quieres?
Un cuerpo y sus vivas carnes,
pues asúmelo con todo lo que es:
Con un pecho abollado,
unas manos torpes,
un espíritu medio evaporado,
y una piel llena de cortes.
Con rodillas que se doblegan,
una espalda cansada,
ojos que sin querer, se cierran,
y una boca apresurada.
Con senos inertes,
y ojos de brillo ausente.
Con un cabello corto y maltratado,
y unos brazos posesivos, aferrados.
Con una flor infertil y marchita,
una respiración que fácil se agita,
unas piernas de enredadera,
y una sonrisa, bonita y tierna.
Con un corazón arrítmico,
una inocencia de niña crédula,
una voz de sonido afónico,
y una mujer, asustada e insegura
hasta la médula.